“Bizarro”: el valiente poemario de un nostálgico y cuestionador poeta

Por Nivardo Córdova Salinas (*)

Bajo el sugerente título de Bizarro (2015) el periodista y escritor Renato Rodríguez García acaba de dar a la estampa su primer libro de poemas, en una edición realizada íntegramente por él, como un artesano.

bizarrBizarro, es un libro cuya mayor virtud es la simplicidad (no facilismo)  de la lectura; sin embargo, no por ello abandona el espíritu filosófico de la búsqueda de la esencia del alma del ser humano.

La portada es un óleo pintado por la joven artista Dionne Rodríguez Talledo, que ha tomado los colores de un atardecer huanchaquero, con trazos fuertes y firmes para servir como puerta de entrada a un autor que explora con sarcasmo los conceptos de tiempo, destino, inmortalidad, amor, soledad.

Irremediablemente, el poeta recorre la casa familiar, los rincones secretos de la infancia, la calle y los parques de Santa Edelmira, donde vivió su adolescencia, indagando como un buscador de tesoros. El poema “Margarita” es revelador: “Está inundada la casa / de fotografías / de margaritas / de libros / de vientos que se esconden en las esquinas / de silencios que trepan por las paredes / hasta sentarse en la enredadera sutil / de un alambique que destila / el elixir de los seres atrapados en el tiempo…”

Aunque nació en Cusco en el año de 1970, Renato creció en Trujillo y por eso se siente “trujillano de mente y corazón”, debido a que en esta ciudad creció, y  realizó su educación intelectual y sentimental. Un dato importante es que terminó la secundaria en 1986 en el Colegio Claretiano de Trujillo, como parte de la Promoción Hermano Juan Diego Píriz Macías.

El poeta descalzo.

El poeta descalzo.

Pero algo lo liga al “ombligo del mundo” y, como él mismo señala, el libro está “construido desde mis entrañas, acompañado de la fuerza y energía arrolladora que emana de aquella ciudad milenaria, cosmopolita y universal; tan universal como el lenguaje de la poesía”.

Parafraseando a Bertold Brecht: “Hay poetas que escriben un poema, y son buenos. Otros escriben un libro, y son mejores. Pero hay quienes escriben toda la vida sin pedir nada a cambio: estos son los imprescindibles”. En ese sentido, podemos asegurar que Renato Rodríguez no es un poeta improvisado ni un novísimo lector.

Renato es además melómano, observador oculto, cinéfilo, amante de la naturaleza, artista que se autodefine como “obsesionado con el instinto de los animales y con la caballerosidad de las bestias, respetuoso, ciertamente galante”. ¿Algo más? Internauta, marinero en tierra y filósofo urbano, que viene realizando una obra literaria silenciosa (pero no silente), sin malabarismos ni efectismos, sin mucha finta pero con pasión y hondura. Con melancolía y alegría. Con honestidad, “claro y sencillo”, como soñaba Eguren.

Con esa profundidad, nos sorprende en los versos de “Destino: “De pronto vino y se quedó junto a mí / como una mascota fiel / acurrucada / con la lluvia que se tornaba más cálida. / Un trago de cerveza y esa guitarra lejana de Dire Straits / mecían la tarde con la cadencia de la eternidad / al ocultarse el sol me decía buenas noches /  y se tapaba la cara con mis lágrimas…”

Durante los años de su trabajo literario y hasta la aparición de Bizarro, Renato ha sido reacio a querer ocupar primeros lugares en concursos amañados, ha sido renuente a publicar sus poemas en libros o a estampar su firma en letras de molde. Él se ha dedicado con ahínco a construir su propio edificio de palabras. Amigo incuestionable de la lectura y la conversación, está convencido de que “el silencio no es tiempo perdido” –como dice el poeta Gustavo Cerati-, pero la tecnología lo cautiva y es a través de su blog en Internet, especie de bitácora virtual que surca los mares invisibles, donde publica desde hace más de un lustro sus escritos en el más absoluto anonimato (pues firma con el seudónimo de Perro Callejero), en el blog http://prepago-dog.blogspot.com/ .

En el proceso de la escritura, ha ido decantando su estilo, como aquellas tardes jugando pelota con su hermano y los amigos del barrio en la canchita que limita con la avenida Huamán. Algo de esto se vislumbra en el poema “Fútbol”: “te acercabas a la vera de la cama / y me abrazabas con el corazón descocido / no te preocupes, me decías / mientras acariciabas mi pesadumbre / hasta que cerraba mis ojos lentamente / luego / raudamente / te subías a tu camarote donde jugabas fútbol con la vida…”

En esta primera etapa, explora la construcción de poemas cortos, de cinco a diez versos en los que nos ofrece imágenes de forjada belleza: “Ermitaño del tiempo / cobijo mi escultura / cual tesoro de baratijas atesoradas / por el dorado atardecer / de un árbol que no tiene sombra”. Confiesa que una de sus grandes influencias es el poeta peruano Luis Hernández, autor de “Vox Horrísona”

El libro se va desarrollando posteriormente como una ópera italiana, su musicalidad se torna más densa, filosófica, hasta llegar a los poemas finales donde Renato va jugando con el destino, con su futuro, y se pregunta si es que unos dados lúdicos son los dioses que determinan el curso de una vida o es el ser humano quien construye su destino.

Señora María Felízcar García García –"Maruja", para sus amigos y parientes–, excelentísima dama trujillana, con alma de poeta y artista, madre del poeta Renato Rodríguez.

Señora María Felízcar García García –»Maruja», para sus amigos y parientes–, excelentísima dama trujillana, con alma de poeta y artista, madre del poeta Renato Rodríguez.

La presencia de la familia, especialmente de su madre, la señora María Felízcar García García, “Mamá Maruja”, es una constante en la poética renatiana. “El libro en sus inicios está poseído por los recuerdos de su infancia, de mi  hogar, de mis seres queridos, a los que regreso una y otra vez como ola varada en la inercia de la vida”, expresa el autor. De esta laya es el poema “Dicen que…”: “Crujió el silencio como huesos carcomidos / Era la casa de la esquina diamantada / Donde en épocas pasadas vivió una palmera / y un pechirrojo silbaba en horas inadecuadas…”

“Mi madre nació en Trujillo, un 22 de Junio de algún año y falleció el día de todos los santos. Escogió un día especial para irse, el 1 de Noviembre de 1999; no cruzó el siglo nuevo, quizás no hubiera soportado cómo se transformó la ciudad”, recuerda el poeta y la señala como su primera y gran influencia lírica y existencial. Por algo, le dedicó estos versos entrañables: “Tu arte, mamá, simple e incomprensible / que se llevó el último resquicio de bondad de mi ser / me clavaste esa mirada bondadosa casi piadosa / y me susurraste sabía mujer  /….»para que conozcas quien fue tu madre»…/ ahora sonrío orgulloso que valió la pena vivir para presenciar / lo que tú eres: / la mujer increíble y maravillosa que me despertó una madrugada / preguntándome si tenía un cigarrito y una coca-cola…

La composición del libro va acompañada de unos dibujos de Dionne Rodríguez Talledo, hechos a lápiz, con el leitmotiv recurrente de mujeres con ojos grandes e inquisidores que el autor ha entrelazado entre las páginas, mimetizándolas en sus versos. Estoy seguro que Renato continuará escribiéndonos y sorprendiéndonos como a su musa quien le canta en su poema “Pasajera del Tiempo”: “Eres mi dulce amor / perseguidor de fantasmas en el atardecer”, sigue en la brega Renato, continúa persiguiendo tu atardecer añorado.

(*) Una versión resumida de este artículo fue publicada por el diario La Industria (Trujillo, Perú), lunes, 04 de enero de 2016.

3 comentarios en ““Bizarro”: el valiente poemario de un nostálgico y cuestionador poeta

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